Después de un tiempo, aquí vuelvo de nuevo. Vivir la experiencia de ser madre es algo único y maravilloso. Pero también es el motivo por el cuál no entro tanto por estos lares. A veces, la miro y me imagino lo que ella me diría si pudiera. O mejor dicho, esto es lo que me dice su mirada, es lo que leo en sus ojos cada vez que me pierdo en ellos. Espero que os guste 😊
Siempre estás ahí mamá, y aún así, siempre necesito sentir tu cercanía, necesito sentir que me miras, que tus ojos se pierden en el verde prado de mi mirada y ver como me contemplas de esa manera, de una manera que me traspasas no solo el corazón, sino también lo más profundo de mi alma como una lanza de fuego se tratara.
Ojalá supieras lo que siento cuando me arropas con tus brazos en la cama; es como sentir una barrera entre el mundo y la noche que nos cubre, sin nada que entorpezca nuestra calma.
Si pudieras asomarte en mis adentros, comprenderias mucho mejor cada uno de mis pequeños pero intensos sentimientos.
Podría confesarte que a veces pido tu pecho, no porque tenga hambre, no solo porque sea mi fuente de alimento, no porque sea mi consuelo, sino para sentirte aún más cerca, cuerpo a cuerpo y aprovechar ese momento para acariciar mi mundo y rozarte suavemente con mis diminutas manos, deslizando mis dedos sobre tu piel, como un músico acaricia cada acorde en su piano.
También podría confesarte que amo tu presencia, que si te marchas de mi vera se hace noche y hasta mi luna desaparece, que me encanta perderme en tu fragancia, que la mejor hoguera está en tus brazos, que no existe el frío si me abrazas, que mi mejor medicina son tus dulces besos, que mi hogar vive en tu pecho, que la causa de mi calma se encuentra en tu sonrisa, que mi mejor refugio es el nido de tu alma y que mi melodia preferida siempre será el sonido de tu risa...
Eres tu, mamá, el mundo que me da la vida, la magia y la calma.