Te espero, en el lugar donde los sueños pueden dejar de serlo.
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domingo, 13 de octubre de 2019

En tu mirada.


Después de un tiempo, aquí vuelvo de nuevo.  Vivir la experiencia de ser madre es algo único y maravilloso. Pero también es el motivo por el cuál no entro tanto por estos lares. A veces, la miro y me imagino lo que ella me diría si pudiera. O mejor dicho, esto es lo que me dice su mirada, es lo que leo en sus ojos cada vez que me pierdo en ellos. Espero que os guste 😊



Siempre estás ahí mamá, y aún así, siempre necesito sentir tu cercanía, necesito sentir que me miras, que tus ojos se pierden en el verde prado de mi mirada y ver como me contemplas de esa manera, de una manera que me traspasas no solo el corazón, sino también lo más profundo de mi alma como una lanza de fuego se tratara.

Ojalá supieras lo que siento cuando me arropas con tus brazos en la cama; es como sentir una barrera entre el mundo y la noche que nos cubre, sin nada que entorpezca nuestra calma.
Si pudieras asomarte en mis adentros, comprenderias mucho mejor cada uno de mis pequeños pero intensos sentimientos.

Podría confesarte que a veces pido tu pecho, no porque tenga hambre, no solo porque sea mi fuente de alimento, no porque sea mi consuelo, sino para sentirte aún más cerca, cuerpo a cuerpo y aprovechar ese momento para acariciar mi mundo y rozarte suavemente con mis diminutas manos, deslizando mis dedos sobre tu piel, como un músico acaricia cada acorde en su piano.
También podría confesarte que amo tu presencia, que si te marchas de mi vera se hace noche y hasta mi luna desaparece, que me encanta perderme en tu fragancia, que la mejor hoguera está en tus brazos, que no existe el frío si me abrazas, que mi mejor medicina son tus dulces besos, que mi hogar vive en tu pecho, que la causa de mi calma se encuentra en tu sonrisa, que mi mejor refugio es el nido de tu alma y que mi melodia preferida siempre será el sonido de tu risa...

Eres tu, mamá, el mundo que me da la vida, la magia y la calma.

miércoles, 11 de septiembre de 2019

¿Cuánto amor cabe en el pecho?


¿Cuanto amor cabe en el pecho?
Era una pregunta que, a veces, solía hacerme a mí misma. Creía en el amor eterno, pero más tarde creí en lo infinito.
No creía en la magia, pero más tarde creí en el destino.
No creía en obtener lo imposible, pero más tarde supe que lo imposible no existe si derrumbamos las barreras entre la realidad y los sueños.

Estaba tumbada, con la mirada contemplando el infinito del horizonte cuando, un bello sonido que parecía provenir del más remoto de los lugares, me alertó sobresaltándome, pues hacía muchísimo tiempo que no disfrutaba de aquella hermosa melodía que tanto anhelaba. Nada había alrededor, parecía provenir de mi interior manifestándose como un desbocado aullido que se perdió en la inmensidad de la noche. Me asomé a la puerta de mi corazón que, locamente enamorado, parecía estar aullando versos. Me sumerjo en la densidad del silencio para escuchar su voz y los latidos que conformaban su canción, cantaban tu nombre.



Tal vez, la mitad de la belleza de un paisaje depende de los ojos que lo miran y, la otra mitad, de la compañía. 
Porque, cada paisaje, al igual que uno mismo, contiene su historia: la que leemos, la que vemos y aquella con la que soñamos.

lunes, 20 de mayo de 2019

Soñé un sueño.

¡Buenas noches, mundo!
Antes que nada, debo explicar el motivo de mi larga ausencia. No he abandonado este blog, pero no tenía tiempo para él. Ni siquiera mi mente podría centrarse en escribir. Pero he vuelto, y aquí esta el motivo de mi desaparición.


ELLA.

Recuerdo que muchas veces soñaba con una niña que, tiernamente y con su pequeña mano, tomaba la mía y veíamos las olas de una playa. A nuestra izquierda se encontraba un hombre: el ángel que llegó a mi vida para llenarla de luz. Nos sentábamos en una enorme piedra y los tres, tomados de la mano, contemplábamos el hermoso paisaje. Nunca veía su rostro, era como soñar un sueño que parecía ser muy lejano. En mis repetidos sueños la veía con un vestido blanco y sabía que era una niña. Las risas flotaban en el aire y el sonido de su risa me resultaba eléctrico, maravilloso. Me atravesaba de arriba a abajo como un rayo, removiendo todo mi interior, revolviendo cada uno de mis sentidos. Mi voz pronunciaba su nombre: Noa. ¡Qué bonito nombre...!
Despertaba en este mundo y deseaba que volviera a llegar la hora de los sueños, pues solo en ellos y en mis pensamientos era donde podía tenerte.
Creía que aquello era utópico, pues aunque sí veía la cara de aquel hombre, ni siquiera era mi pareja. Pero el destino jugó a nuestro favor, uniendo nuestros caminos, al igual que escribía en mis escritos y en mis libros. Aquel ángel y yo acabamos juntos. Las escenas de mis escritos se reproducían en tiempo real, haciéndome dudar de su veracidad. Entonces creí en la magia. Y supe también que solo quienes creen verdaderamente en su existencia, estarán destinados a encontrarla.
Un tiempo después, en agosto del 2018, descubrí la que sería la mejor sorpresa de mi vida: descubrí que iba a ser madre. Ser mamá era uno de los sueños que tenía junto a ese ángel. Poco después volví a creer en nuestra magia: era una niña. Era mi soñada Noa. Mi corazón latía frenético ante aquel sueño. Y hace poco, muy poco, he conocido a mi amor eterno.
Y... ¿Sabes?
He contemplado un anochecer en las orillas de la playa.
He contemplado una lluvia de perseidas en plena noche tumbada en una cálida arena.
He escuchado preciosa música, canciones de esas que te hacen ronronear el corazón y vibrar el alma.
He visto hermosos lugares.
He leído fantásticas historias.
Pero nada de ello se puede comparar a tu llegada. Has cambiado mi mundo por completo, ya no necesito soñarte, pues cuando se acerca la noche, me encanta acurrucarme a tu lado para sentir tu respiración sobre mi pecho, sobre mi corazón, y prometerte que estaré ahí siempre, para amarte y protegerte.
Buenas noches princesa, feliz cumple mes. Gracias por haber llegado a nuestra vida haciendo realidad nuestro sueño. Gracias por este mes lleno de magia, lleno de vida, lleno de tu nombre.

Te amo, Noa💗

"La verdadera magia no se encuentra en los trucos de un mago, habita en cualquier gesto cotidiano: en una sonrisa, en una mirada, en el sonido de una risa. 
Pero solo quienes creen en su existencia, estarán destinados a encontrarla" 


viernes, 21 de diciembre de 2018

Deseos.

¡Buenas de nuevo!
Hoy no vengo con ningún texto de los míos, más bien para informar de algunas novedades.
Odio estar ausente en el mundo blogger, pero la anterior entrada que publiqué es totalmente cierta: ¡voy a ser mamá! Es uno de los motivos fundamentales que me ha hecho ausentarme un poco de estos lares. La bendición nos pilló por sorpresa y teníamos que preparar muchas cositas. Por cierto, es una nena y se llamará Noa 😍🌹💝
Por otro lado, había mucha gente y librerías de confianza que me pedían Mysterium III, así que he aprovechado ahora que todavía me encuentro bien y que no puedo trabajar  para ponerme a ello y terminar mi trilogía autopublicada, cerrando así esa etapa.
Esta es la portada y... ¡Espero que os guste tanto como a mí!
Volveré por aquí muy pronto retomando mis relatos. 
Y ahora, sólo me queda desearos a todos unas muy felices fiestas, espero que las disfrutéis junto a vuestros seres queridos y os impregnéis de su magia.
¡Un abrazo muy grande para todos!  

viernes, 9 de noviembre de 2018

Cinco minutos.


A veces, el tiempo es efímero. A veces, eterno. Unas veces transcurre tan rápido como un trueno en el cielo. Y otras veces tan lento, que parece no existir ese concepto. Son minutos que jamás volverán, minutos que se esfuman como se esfuma el viento.
Cinco minutos. Cinco minutos es lo único que pediría en días como estos. Cinco minutos, de esos que deseas que sean eternos, que se detenga el tiempo por un momento. Abriría la puerta del cielo, esa que me conduciría a tu lugar de descanso eterno. Te contaría cada una de las cosas bonitas que la vida me está regalando sin estar a mi lado físicamente para verlo.
Y entonces, vería tu sonrisa, esa que, a pesar de los años, el tiempo no ha borrado. Escucharía el maravilloso sonido de tu risa, escucharía la melodía de tu voz, me sumergiría en la oscuridad de tu mirada, en la calidez de tu presencia, me perdería en la tibieza de tu abrazo. Esos cinco minutos me harían inmensamente feliz, aunque tras ello, tendría que dejarte ir.
Más tarde abriría los ojos y habría vuelto aquí, al lugar donde solo en sueños te tengo junto a mí,, pero llevándome conmigo tu recuerdo.
Y al llegar la noche, tus alas se abrirían paso y volvería a verte, en el lugar donde siempre te veo, en el lugar donde los sueños pueden dejar de serlo. Y entonces te lo diría, te diría que aunque la vida fue cruel y te apartó de mi lado, una nueva vida está engendrando dentro de mí, una vida cuya sangre tuya correrá por sus venas. Un corazón que ya late en mi interior y entonces solo unas palabras más fulminarían el momento en que te diga: papá, aunque estés allá en lo lejos, vas a ser abuelo.
El sol saldría tras la lluvia y, entonces sabría que allá en lo alto, allá a lo lejos, estarías sonriendo💗

martes, 10 de julio de 2018

Abriendo puertas.

¡Buenos días, mundo! Hoy de noticias va la cosa. No sé ni cómo empezar.
Hace poco os dejé un pequeño fragmento de "El origen del mal", manuscrito en el que estoy trabajando con toda mi ilusión. Empecé a contactar con editoriales y a enviar los primeros capítulos, de modo que, si con el principio no les engancha, lo desechan. Sinceramente, viendo cómo va el mundo, no esperaba ni siquiera una respuesta, y mucho menos que fuera satisfactoria. Y mucho menos de una buena editorial, ya que creía no estar a la altura de sus libros. Cual es mi sorpresa cuando... ¡me escribe una editorial tan buena como Penguin Ramdom House! Y no sólo eso, sino que además, adjuntaron una especie de escrito oficial en el que me informan de que ya se procede a estudiar seriamente la publicación. Lo que significa que ahora se consulta con unos asesores y se estudia la propuesta que podrían o no hacerme.
Sí señores, ¡se ha abierto una puerta! Ahora hay que trabajar muy duro para terminar el manuscrito, poder hacer que salga a la luz y poder entrar definitivamente por esa puerta.
Mi felicidad ahora mismo es incalculable. Y no me olvidaré de vuestros comentarios, de vuestros ánimos y vuestras opiniones en cada relato aquí publicado.
¿Sabéis? He descubierto que lo imposible realmente no existe. Nosotros somos quiénes, a veces, nos imponemos unas barreras y debemos saber que, para cumplir nuestros sueños, debemos destruir esas barreras que nos impiden volar y alcanzarlos.
No dudéis jamás de vuestra valía. No dudéis jamás de que los sueños están para cumplirlos. Ojalá el mío siga adelante hasta cumplirse.

Pronto volveré con otro fragmento.
¡Hasta la próxima!

miércoles, 4 de julio de 2018

Mi canción.



Desperté.
La magia se había ido, el mundo había oscurecido, persistía aquel dolor en mi pecho, la agonía instalada en mi garganta y la tormenta perforándome con su veneno. Mi canción estaba rota, en miles de pedazos por el suelo.
Me encontraba a punto de enfrentarme a uno de mis miedos, a punto de enfrentarme a mí misma. Alcé la mirada y ambas nos miramos: mi reflejo y yo. No parecía ser yo y en mi rostro se reflejó una expresión de asombro y de temor.
Enfrente de mí no estaba yo.
Enfrente de mí había un cadáver con un corazón muerto aunque latiendo.
Aquel espectro tenía que luchar.
¡Aquel espectro tenía que brillar de nuevo!

Pero tenía miedo.
Miedo al mundo, a los cambios, a lo desconocido. Temía, porque no sabía que, allá afuera, había un mundo esperándome.
Temía aquello que pudiera encontrarme al abrir la puerta. Pero todo llega, y llegó mi día. Abrí la puerta, no sin temor, con el alma temblorosa, con el sonido de mi corazón desacompasado, bailando frenéticamente en el interior de mi pecho.
Y entonces lo vi... ¡Había más mundo! Un mundo que deseaba conocer, un mundo que florecía ante mis pies. Cerré los ojos y respiré profundamente inhalando un aire que se me antojaba diferente. Mis alas ya no estaban encadenadas a mi martirio, pero aun estaban marchitadas después de tanto tiempo sin volar. ¡Era libre! Había abandonado todo aquello que me anudaba y me hacía tanto daño. Y mi alma lo sabía, porque sentía a mi corazón, que seguía bailando, feliz, en mi pecho.
Y comprendí tantas cosas...
Comprendí que el mundo continúa. Que la noche y los sueños siempre llegan, que por muy larga que sea la noche, la mañana siempre llega.
Comprendí que por muy negro que veas el cielo, las estrellas siempre están ahí arriba, que el arcoiris siempre sale tras la lluvia y que no hay peor tormenta que la que se desata en el alma.
Y entonces exploré descubriendo cosas que olvidé que existían: la vida misma y su magia. Una magia que creía fantasía, de historias de hadas.
Y de pronto la tuve frente a mí invitándome a seguirla como un bello y mágico canto de sirena. Me sumergí en ella, me perdí en aquella melodía, en aquel aroma que emanaba y que hipnotizada cada uno de mis sentidos. Me abracé a ella, como si temiera que me fuera arrebatada, como si temiera que ella también me abandonara. Y, día tras día, la sentía crecer en mi interior dándome forma, brindándome brillo en la mirada, regalándole calidez a mi sonrisa. Porque por fin sonreía. Y era una sonrisa de verdad, de esas que nacen en el alma, de esas que viajan hacia tus ojos, que también sonríen. Porque la sonrisa de verdad no se ve sólo en los labios, se ve en los ojos, que se iluminan de repente, aunque tus labios no sonrían.

Eres mi magia, mi sol en la mañana, mi más bonita casualidad y mi canción de madrugada.